NUESTRA FÁBRICA DE SALUD
Dra. Paloma Fuentes
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No uno, existen nada más y nada menos que 7.500 millones de cerebros únicos en el mundo. Cerebros que caminan, sueñan, se enfadan, se alegran, imaginan, componen, escriben, aman, ayudan…y nos mantienen vivos. Todos asombrosos, aunque la mayoría de las veces no lo parezcan.
Desde que nacemos hasta que nos vamos de este mundo, el cerebro es el CEO de nuestra vida. Todo lo que nos concierne o nos afecta pasa por él por eso conocer su funcionamiento es básico para poder entrenarlo a favor de nuestra felicidad y nuestro pleno desarrollo como seres humanos.
TRES EN UNO
Aunque es un sólo órgano, existen tres cerebros superpuestos con estructuras y características bien diferenciadas. En orden de evolución temporal, estos tres cerebros son el reptiliano, (el más «viejo: puesto que se creo hace unos 500 millones de años), el límpico (unos 200 millones de años) y el neocórtes (nuestro bebé, de apenas 100.000 años). Cada uno de ellos controla distintas partes de nuestro cuerpo.
El reptiliano regula las funciones fisiológicas involuntarias y es el responsable de la parte más primitiva de reflejo-respuesta. No piensa, ni se emociona, solo actúa cuando nuestro cuerpo lo demanda, regulando la temperatura, el hambre, la sed, la motivación reproductiva, la respiración etc. Es el cerebro del Instinto y la supervivencia.
Por encima del reptiliano tenemos el sistema límpico, el gran almacén de nuestras emociones. En él se encuentran estructuras importantísimas como.la amígdala los ganglios basales, el tálamo, el hipotálamo y el hipocampo. Aunque su función más conocida es la de generar todas nuestras emociones y relacionarlas con la cognición y el comportamiento, tiene un protagonismo estelar en la motivación, la memoria y la regulación de la homeostasis, es decir, de nuestro equilibrio biológico básico.
Por último tenemos el neocórtex o cerebro racional, el que nos permite tener conciencia sobre nosotros y el mundo, manejar la atención, inferir, aprender, reflexionar, controlar los impulsos, resolver problemas, o escoger el comportamiento más adecuado en cada momento.
Aunque están íntimamente interrelacionados, cada uno de estos cerebros tiene sus propias agendas, lo que a menudo termina provocando conflicto de intereses.
Nos gusta pensar que la parte pensante, el neocórtes, está a los mandos de nuestra vida, pero lo cierto es que la mayor parte del tiempo son las áreas más antiguas del cerebro las que «controlan» a las más modernas e imponen sus propios planes.
Es evidente que el cerebro no conoce el edadismo.
Por cierto, el cerebro funciona en todos al 100%, lo que sucede es que consume tanta energía que no tiene potencia suficiente para encender a la vez más allá del 2% de su capacidad.
Es bueno que tengamos en cuenta esto porque la pregunta de «¿A qué le estoy dedicando en este momento mi 2% de energía cerebral? Es enormemente valiosa y saludable en tu camino a la transformación.