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EMPEZAR POR UNO MISMO
Para empezar a sentirnos bien y conseguir que las sonrisas emanen de nuestros labios, es preciso desarrollar un egoísmo sano y convertirnos, de alguna manera en la persona más importante del mundo, sin desmerecer a los demás.
Cuanto antes de ayudar nos ayudamos a nosotros mismos, y cuando intentamos escucharnos antes de escuchar a otros, conseguimos un equilibrio que, en definitiva, beneficia a todos: siempre que no estemos bien, los demás a quienes intentamos ayudar tampoco lo estarán.