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HAY QUE SONREIR
Esta es la regla básica: sonreir todo lo posible, en cualquier momento del día y por cualquier razón. De hecho, hay miles de motivos al día para hacerlo.
Debemos buscar siempre los nuestros y obligarnos, al menos dos veces al día, a esbozar una sonrisa. Para ello, es suficiente con empezar a mirar la vida buscando las pequeñas cosas que valorar: seguro que entre aquello que vemos, leemos, compartimos o pensamos hallaremos alguna que nos proporcione alegría y nos arranque una sonrisa. Con eso es suficiente, al menos para empezar. A partir de esas sonrisas llegarán las risas y las carcajadas: tiempo al tiempo.