Vivimos en la «sociedad del cansancio», en una sociedad mayoritariamente desmotivada en la que muchos empleados se quejan con frecuencia, se lamentan de su mala fortuna y colocan lo negativo en la balanza por encima de lo positivo. Así, este es un taller orientado a querer lo que haces y de hacer lo que realmente quieres.

La motivación es una estado interno de cada persona que activa, orienta y mantiene sus comportamientos. Para motivar se precisan estímulos. Un contrato de intangibles que debe hacerse explícito y no darse por supuesto. Su incumplimiento es la causa del bajo rendimiento, de la escasez de iniciativa,de la falta de creatividad, de las fugas de ideas, del absentismo laboral y emocional y de la pérdida de buenos empleados que se van de las organizaciones cuando no pueden evolucionar ni crecer personal ni profesionalmente en ellas.

Personal y rendimiento son dos de los principales preocupaciones en los negocios. La dirección debe establecer un acercamiento proporcionado en donde estos dos factores se complementan, pero a menudo, el conflicto aparece en su lugar debido a disparidades de criterio existentes entre ellos. La dirección tiene que maximizar la eficiencia de la persona, aunque la atención de ésta se centre en sus consideraciones personales. El éxito en la motivación del personal depende de la coincidencia de los intereses empresariales y del personal.

La utilización de las estrategias adecuadas determina la forma de conseguir que cada persona de la empresa adquiera un compromiso personal con unos objetivos previamente planificados. Para conseguir una buena motivación laboral debemos prestar más atención a una diversidad de factores relacionados con las necesidades humanas.

La gran importancia que los Derechos Humanos han adquirido en la sociedad ha introducido nuevas consideraciones y demandas laborales, que hacen más desafiante la tarea de dirigir y motivar a los subordinados.

La búsqueda de la realización y satisfacción por parte del empleado ya no se centra en el trabajo. Además, las demandas salariales y los programas de reparto de beneficios entre el personal han supuesto un importante incremento en los costes laborales de las empresas. La lealtad y el compromiso del empleado son mucho más difíciles de encontrar hoy en día. Como resultado, la dirección se ve obligada a examinar nuevas técnicas para motivar al empleado en un intento de mejorar el rendimiento empresarial.

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